martes, octubre 02, 2012

Reivindicación de las JJVV en San Froilán

Nuestro amigo David Gustavo López nos envía las siguientes fotos y texto sobre el incidente de ayer, cuando la organización del Desfile de Pendones Leoneses de las Fiestas de San Froilán obligó a retirar una pancarta en defensa de las Juntas Vecinales que el Gobierno pretende eliminar, apropiándose de sus bienes y entregándolos a los Ayuntamientos. Curiosa forma de racionalizar el gasto, eliminar una institución, las Juntas Vecinales, cuyos cargos son gratuitos y que lleva siglos demostrando su capacidad de gestión, al tiempo que despoja a los vecinos de sus propiedades para entregárselas a otra institución, los Ayuntamientos, que la única capacidad que han demostrado sobradamente es la de endeudarse.

Y sin más preámbulos os dejamos la crónica elaborada por nuestro amigo así como dos de las fotos que motivaron que también fuese obligado a identificarse por la policía.


LA PANCARTA EN DEFENSA DE LAS JUNTAS VECINALES EXPULSADA DEL DESFILE DE PENDONES DE SAN FROILÁN

León, 30 de septiembre de 2012

El Acto parecía adecuado para manifestar la opinión en contra de la supresión de las juntas vecinales, una decisión del Gobierno de España con la que no están de acuerdo la mayoría de los leoneses ni los partidos políticos que, incluso, el pasado 26 de septiembre (hace cuatro días) consensuaron en la Diputación Provincial una moción en defensa de la juntas vecinales leonesas. Por eso, la Plataforma Omañesa en Defensa de las Entidades Locales consideró que esta gran concentración de enseñas concejiles era el sitio ideal para manifestar su oposición.

Una pancarta de mediano tamaño que se introdujo en el desfile constituía el elemento de protesta. Su lema era: “RAJOY, estos son nuestros pendones, no nos toques los cojones”, la firmaba la Junta Vecinal de Carrizal. Sin embargo, alcanzada la Plaza de Santo Domingo, la pancarta y sus dos portadores fueron invitados por un miembro de la Organización a abandonar la marcha, al tiempo que llamaba a la Policía. Y tuvieron que salir, pacíficamente, sin un solo ruido. Pancarta y portadores se situaron tras el público que contemplaba el desfile, pero, al parecer, tampoco esta actitud resultaba del agrado de alguien –desde luego, no era el público, que leía y comentaba con agrado el manifiesto- que posiblemente tampoco lo esté con el acuerdo de la Diputación. Como en tiempos pretéritos, una patrulla de la Policía Local (en algunos momentos fueron dos) solicitó la identificación de los portadores, de una acompañante y de quien esto suscribe por hacer fotos.

La actuación policial concluyó con la recomendación (léase prohibición) de que la pancarta no remontara la calle Ancha, “por hallarse repleta de gente”, invitando a que lo hiciera por las calles traseras.

Hechos como éste sólo ocurren en una provincia dócil y bien intencionada a la que siempre se esquilmó y que, ahora, le están viniendo todas juntas.

La pancarta fuera del Desfile

La policía identificando a los portadores de la pancarta

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