lunes, julio 16, 2012

Crónica deI I concierto "León cuna del parlamentarismo"

Tal y como os informamos (http://www.comunidadleonesaes.blogspot.com.es/2012/06/i-concierto-leon-cuna-del.html) el pasado 30 de Junio se celebró en San Isidoro el I Concierto "León cuna del parlamentarismo".

El claustro se encontraba abarrotado, cubiertas las 400 sillas que se habían previsto para el acto y muchas personas de pie bajo los arcos románicos y renacentistas del primero de los claustros, el más noble y próximo al Panteón Real, de la Basílica Isidoriana, precisamente en el mismo lugar (con ligeras variantes producto de los cambios que impone el tiempo) donde tuvo lugar uno de los acontecimientos que la historia oficial ha intentado, en vano y durante muchos siglos, silenciar.

Hoy, por suerte, y quizá para mortificación de muchos "intelectuales sumisos", esto ya no es posible: León se sabe, y así viene considerándose en los últimos años, CUNA DEL PARLAMENTARISMO. Por eso la Real Cofradía del Pendón de Baeza, en estrecha colaboración con la Academia Básica del Aire de la Virgen del Camino, tuvo la idea de, en las fiestas de la urbe regia y capital imperial, León, organizar un concierto y una serie de actos que vinieran a divulgar y a dignificar este magno acontecimiento. La acogida por parte de los responsables de la Base Aérea ha sido digna de alabanza y así fue señalado por el Abad de la Imperial Cofradía en los agradecimientos.

Se pretende su continuidad en años sucesivos y así se ha expuesto a las otras dos partes colaboradoras del evento: Cabildo Isidoriano y Excmo. Ayuntamiento de León. Los actos se irán complementando con otros como la creación de la figura de un mantenedor (persona de relevancia) que pronunciará un pregón literario ligado al acontecimiento, colaboración de otras instituciones, invitados foraneos y señaladamente aquellos que tengan relación con el hecho, las funciones o los lugares donde tuvo lugar un acontecimiento semejante, en los años posteriores al que tuvo lugar en León, etc., etc. El objetivo final puede ser el de crear una red de Primeras ciudades parlamentarias europeas en la cual podrían estar vinculadas incluso las respectivas universidades que tuvieran sede en las mismas.

La asistencia muy amplia, el concierto magnífico, la Banda superprofesional, las intervenciones memorables... el único problema fue el frío que se mostró inmisericorde y que impidio a algunos espectadores contemplar el acto final, de hondo sentimiento: El Pendón Real del Ayuntamiento (portado, como es preceptivo por el concejal más joven) y el Milagroso Pendón de San Isidoro (portado por el Abad), salieron del Salón del Pendón de Baeza, al son de la Marcha de Granaderos y escoltados por alumnos de la Academia hasta el estrado. Tras la entrega del nombramiento de Miembro Nato Perpetuo al Excmo. Ayuntamiento de León, en la persona de su Alcalde, se interpretaron los himnos de la Imperial Cofradía, el Himno a León y el Himno Nacional, momento en el que, de una manera solemne, ambos pendones históricos se retiraron como habían entrado hasta el Salón de Pendón.

Jornada importante, entonces y cuya continuidad apoyarán, sin duda, todos los buenos leoneses.

Puede consultarse la noticia en: http://www.diariodeleon.es/noticias/leon/musica-para-cuna-del-parlamentarismo_703552.html

CONTEXTUALIZACIÓN DEL ACTO

Ilustrísimas autoridades, señoras y señores; la historia, la gran historia y nuestro pasado llaman hoy, con insistencia, a las puertas del alma de cada uno de nosotros. Forzoso es, por respeto al lugar y al acontecimiento que hoy rememoramos, abrirlas de par en par.

Ángel Alonso, uno de nuestros científicos más universales, se expresaba así hace apenas un par de años: “El pueblo que no cuida su pasado se iguala al hombre que ha perdido su alma; ambos tienen una figura, pero carecen de sustancia”. Como diría el escritor austrícaco Robert Musil, en su conocida novela, “un hombre sin atributos”. Y quizá sería hasta necesario añadir, hojarasca que el viento empuja hacia donde quiere llevarlo, pues ha perdido sus raíces, su identidad, su autoestima y trata de imitar e incluso de imponer, de forma exagerada y extravagante, todo lo que viene de fuera sin respetar ni dar importancia alguna a lo que lo que está en las raíces de su mismo ser.

Nosotros no; nosotros estamos hoy aquí para honrar la memoria de nuestros antepasados, para recordar una de sus mayores gestas que, al contrario de lo que suele suceder, no es ni una victoria ni una derrota; celebramos la transformación de una sociedad; algo mucho más importante y permanente.

Dicen que algún día seremos capaces de extraer sonidos grabados en las piedras o perdidos en el aire de los siglos: adelantémonos a ese hipotético futuro. ¿No os parece oir, en el leve susurro de esta noche, una voz casi juvenil? Lee, sin embargo, con el énfasis y el convencimiento de quien se sabe importante, unos decretos que cambiarán el devenir de los tiempos.

"En el nombre de Dios. Yo Don Alfonso, rey de León y Galicia, al celebrar las Cortes en León junto con el arzobispo, los obispos, los magnates de mi reino y los ciudadanos elegidos por cada ciudad, decreto y aseguro, mediante juramento, que conservaré para todos los clérigos y laicos de mi reino las buenas costumbres establecidas por mis predecesores."

Estas palabras encabezan el texto que recoge las actas de las Cortes celebradas por el gran Alfonso Fernández, el último de los reyes privativos de la Corona Leonesa, en días semejantes a estos del año 1188 y apenas ascendido al trono de sus antepasados. En dichas Cortes, como ya todos aceptan, se convoca por primera vez, en la historia de occidente, a los ciudadanos elegidos por cada ciudad. Y así, por vez primera en Europa, el pueblo llano toma parte activa en las decisiones legislativas de un reino. Desde el ejemplo leonés, este modelo de Cortes se irá extendiendo a otros reinos peninsulares e incluso del otro lado de los Pirineos.

Imaginemos ahora, aunque solo sea por un momento, aquellos, quizás asustados y temerosos representantes de los ciudadanos, elegidos, por qué no, siguiendo las normas de nuestro tradicional “Concejo”, para participar en una Curia Plena. ¿Qué querrá comunicarles el Rey? ¡Es tan atípico el hecho! Llegan de todos los territorios de la Corona y con las dificultades de la época; de Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente, Ledesma y algunos otros lugares, además de la propia ciudad de León.

Seguramente no eran conscientes de que estaban trazando nuevos caminos a la historia y de que, por primera vez, un rey se iba a colocar por debajo de las leyes.

Podemos entender que, enredados en dichos acontecimientos, aquellos leoneses del siglo XII no fueran capaces de adivinar la trascendencia de aquella magna asamblea presidida por el rey niño; es dificilmente entendible ya, sin embargo, que, aún a día de hoy, después de cumplidos 824 años, este acontecimiento o bien no se conozca o no tenga la divulgación que se merece, incluso después de que esta urbe regia y ciudad imperial haya recibido el honroso y singular título de Cuna del Parlamentarismo. En ello estamos hoy los aquí presentes; en el recuerdo, en el aprecio y en el reconocimiento de un hecho que cambió para siempre la historia de la vieja Europa cuando la Baja Edad Media caminaba apenas por su mitad.

Testigos de tal acto fueron estos muros que ahora nos contemplan, testigos también los recien llegados Canónigos regulares de San Isidoro, testigos, sin duda, los Caballeros de la Imperial Cofradía, cuya fundación había tenido lugar en el sitio de Baeza, 40 años antes, de manos y voluntad del abuelo del rey que había sabido escuchar, en situación de dificultad extrema, los consejos de quienes pretendían con aquel cambio, una verdadera revolución para la época.

Hoy, con el apoyo de todos ustedes y con actos como el que se lleva a cabo, la Real Cofradía, cumpliendo incluso con sus obligaciones estatutarias, pretende contribuir a dar el realce que se merece una historia de la que los leoneses somos herederos directos y de la que todos los españoles deben sentirse especialmente orgullosos. Muchas gracias.

Discurso del Abad de la Imperial Cofradía con motivo del nombramiento al Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad de León como “Miembro Nato Perpetuo” de la Cofradía.

León, 30 de Junio de 2012

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Caballeros y Damas de la Muy Ilustre Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, señoras y señores, amigos todos.

No cabía ni mejor ocasión ni mejor decorado; ya son varios siglos, pronto un milenio defendiendo, incluso en las más cruentas e importantes batallas de la última parte de la Reconquista esta sagrada enseña que lleva impresa la imagen del titular de esta Real Basílica Colegiata; otros tantos paseando con orgullo el nombre del Reino de León y, por extensión, el de esta regia ciudad. La vinculación a la misma, establecida por estatutos, a la cultura que se nos ha dado y a la defensa de las tradiciones milenarias de esta tierra han hecho de estos Caballeros y Damas verdaderos embajadores de lo leonés, dentro y fuera de nuestros límites geográficos. Recientemente hemos visto un claro ejemplo en nuestra peregrinación a la ciudad de Baeza, en la que recibimos con satisfacción la medalla de oro de la misma

Con dicho motivo, hicimos entrega solemne a su Alcalde, del mismo nombramiento al que acaba de referirse quien me ha precedido en el uso de la palabra.

No podía ser de otro modo, la máxima representación de la ciudad que nos vio nacer y la que desde febrero de 1148 nos acoge, debían tener cabida de honor en nuestra Imperial Institución.

Este es, pues, un acto de simple justicia y reconocimiento; no debería interpretarse, por lo mismo, en clave de reciprocidad. Dicho esto, y en la necesaria parquedad de unas palabras que deben ser escasas por culpa del tiempo que nos apremia, pero con la sinceridad que cabe en un corazón leonés, reciba, Sr. Alcalde, como representante del Excelentísimo Ayuntamiento de esta urbe regia, cuna del Parlamentarismo, el testimonio de todos y cada uno de los Caballeros y Damas de la Imperial Cofradía, la institución más antigua que alberga esta ciudad, al tiempo que le impongo la medalla de la misma y le hago entrega del pergamino, que refrenda una de nuestras más importantes distinciones, en este caso la de Miembro Nato Perpetuo, con los derechos que de este nombramiento resultan.

Enhorabuena y muchas gracias por aceptar formar parte de esta Imperial Cofradía cuyo Pendón comparte con el Pendón Real que se custodia en la casa de todos los leoneses, el gran honor de ser bandera histórica de España y gozar de los honores de Capitan General de sus ejércitos.

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