sábado, julio 14, 2007

Línea Lada-Velilla

Nuestros amigos de la Asociación Bodón nos han remitido un artículo de prensa del escritor leonés, y buen amigo, Jesús Díez, que publicamos seguidamente para general conocimiento:

ARTÍCULO DE PRENSA DEL ESCRITOR LEONÉS JESÚS DÍEZ EN DEFENSA DE SU TIERRA Y CONTRA LA AUTOPISTA ELÉCTRICA LADA-VELILLA

Se les llena la boca de alta tensión

A mi abuelo Epifanio
Me enseñó a preñar la tierra,
a disfrutar de ella, respetándola.

Se les llena la boca de palabras y las sueltan sin ton ni son y al que le caen encima lo muelen a palos, lo destrozan ¿Cómo te revuelves contra ellos? ¿Y a ver como te escabulles, si el monte está lleno de lazos? Son frases que le oí decir muchas veces a mi abuelo. Un labrador que amaba la tierra, que la trabajaba para recibir de ella el sustento para él y los suyos. Él la respetaba sobremanera, por eso, pero también por otras razones que ahora se denominan con palabras y conceptos, como: Medio ambiente, cambio climático, radioactividad, minimizar el efecto ambiental, emisiones de CO2 a la atmósfera. Para él, descreído de políticos y de mandamases, la tierra que araba, que sembraba, los montes de robles y encinales, de urces y hayedos, en los que pasaba jornadas enteras cuidando el rebaño, eran un bien preciado; como una mujer preñada a la que había que cuidar y respetar, para recibir de ella los dones y los bienes que necesitaban los seres humanos que poblaban los altos valles leoneses. Son sentencias y sabidurías que le oía contar, mientras escuchábamos el aparato de radio en las largas noches del invierno, y acercábamos temerosos los dedos de las manos llenos de sabañones, a la lumbre de la hornilla. La abuela giraba la rueca haciendo de los vellones de lana caídos a nuestros pies, un filandón blanco. Eran tan largos los hilvanes que alcanzaban las manos de la nieve caída, y parecía que el túnel de la noche se fuera derritiendo en las palabras y en las historias contadas.

Eran otros tiempos, otro régimen el que mandaba, otras maneras, otros talantes. A los utópicos, a la gente de a pie, a los bienpensantes, nos lo ponen difícil ahora, algunos mandamases de uno y otro signo cuando detentan el poder. También algún presidente del emporio de la alta tensión, cuando se les llena la boca de palabras y las sueltan sin ton ni son, siempre para el beneplácito económico de los principales accionistas. Y al que le cae encima, le muelen a palos y le arruinan, en este caso la Vida con mayúsculas. Un tendido de alta tensión como el de Lada – Velilla, dañaría no sólo el rostro de nuestra memoria, sino lo único que queda en pie de la montaña leonesa y que ha sido declarado por la UNESCO, como Reserva Natural de la Biosfera. Es decir, que dañaría lo único que nos queda para sobrevivir con dignidad."

Mis antepasados han sido labriegos en el valle del Curueño, abuelos, padres, vecinos que me rodearon en el pueblo de Sopeña. Yo mismo, siento con orgullo haber realizado desde niño, las tareas de una cultura rural de respeto por todo lo que significa vida. Respetar la tierra, a los que la habitan, a los que la trabajan, a los que quieren seguir disfrutándola en su riqueza de flora y fauna, de montañas inigualables al margen de progresos innecesarios, ya que los 70.000,. megavatios que quieren que nos pongan los pelos de punta, no se corresponden con los 40.000,. demandados o necesitados. Nos oponemos al tendido de alta tensión, los que no queremos pasar del olvido en el que se nos ha tenido, al avasallamiento y a la desaparición total. Nos oponemos a que cada monstruo o mega-poste colocado, sea como los trotes del caballo de Atila moderno, que nos revienten el paisaje y el ecosistema natural, del que hemos disfrutado y queremos que sigan disfrutando nuestros hijos, o simpleme\n nte, cada viajero que se acerque para escuchar las antífonas de un río: el Curueño. O el canto del último urogallo, que es el canto de la Vida. O contemplar las truchas en aguas trasparentes, y que no se perjudique algo que para algunos habitantes del Valle forma parte de su economía, como son la crianza de los gallos de pluma de río. Nos oponemos a las especulaciones ajenas, porque somos partidarios de la vida y de la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Sabemos, que los daños producidos por este tipo de autopistas de alta tensión, son muy graves en la salud de los seres humanos que están en poblaciones próximas a ellas.

Se les llena la boca de alta tensión, y con toda esa infraestructura nos quieren moler a palos y destrozar el paisaje ¿Y a ver cómo nos escabullimos, si el monte está lleno de lazos y de trampas? También aquí y ahora. De nuevo soplan vientos fuertes. Que cada cual atienda su fuego, que no nos lo apaguen, porque en él es, en el que nos podemos calentar todos. Los inviernos son duros y no se los come el lobo, aparecen cuando menos lo piensas, o no te lo esperas.

Jesús Díez Fernández

No hay comentarios: